No hay dudas que la pandemia por COVID-19 ha actuado como catalizador en el proceso de salud y bienestar digital.

Es notorio como en el último tiempo en ese ámbito se han popularizado las teleconsultas, el empleo de aplicaciones para monitorear enfermedades, las historias clínicas electrónicas y hasta las recetas digitales, entre otras. Todo indica que esos recursos han llegado para quedarse. ¿Pero qué se entiende por salud y bienestar digital? ¿Implica solo el mero desarrollo técnico, o directamente propone un cambio en la forma de pensar el cuidado de la salud de las personas?

Entérate en el siguiente artículo acerca de la importancia que tiene y conoce además los problemas que ya resuelve.

¿Qué es la salud y el bienestar digital?

Definir lo que se entiende hoy por salud y bienestar digital no es una tarea del todo sencilla. Entre otras cosas, debido a que el ecosistema digital es vasto y está en constante evolución. Además, poco ayuda el empleo de términos a modo de sinónimos, como por ejemplo eSalud o cibersalud que no hacen otra cosa que esconder diferencias.

Pero como aproximación inicial bien se podría recurrir a la definición de la Organización Mundial de La Salud (OMS). Para la entidad, la bienestar y salud digital es el campo de conocimiento y práctica asociado con el desarrollo y uso de tecnologías digitales para mejorar la salud de las personas.

Una definición que engloba a la inteligencia artificial, el big data, el blockchain, el Internet de las cosas, la telemedicina y hasta la infodemia.

Según la OMS, el concepto de salud y bienestar digital abarca un mayor espectro de recursos que los habitualmente consignados al hablar de eSalud, o cibersalud.

Pero tiene además con esta última una diferencia fundamental: la salud y el bienestar digital siempre están centrados en las necesidades y problemas puntuales de los pacientes. Las iniciativas parten entonces desde ahí y buscan brindar en ellos soluciones.

El rol de la salud digital excede al registro y tratamiento informático de datos sanitarios. Existen herramientas de eSalud, habitualmente enfocadas a los sistemas sanitarios, que son suficientes para alcanzar tal fin.

En ese sentido, podría decirse que la salud digital tiene como misión un abordaje superador. En definitiva, reconoce que no siempre las necesidades de las personas coinciden con las de los sistemas de salud.

¿Qué problemas resuelve la salud y el bienestar digital?

La implementación de la salud y bienestar digital busca reducir ineficiencias, mejorar el acceso y la calidad de la atención, además de facilitar un abordaje más personalizado de los pacientes. Para la OMS, constituye un pilar que podría facilitar la consecución de ambiciosas metas.

Como por ejemplo las incluidas en el 13° Programa General de Trabajo (2019-2023): allí se espera garantizar que en el mundo 1.000 millones de personas más logren una cobertura sanitaria universal, además que 1.000 millones de personas más estén mejor protegidas frente a emergencias sanitarias y finalmente que 1000 millones de personas más disfruten de una mejor salud y un mayor bienestar (Metas de los tres mil millones de la OMS).

Lo interesante es que la salud y bienestar digital apunta principalmente al empoderamiento de los pacientes como motor de cambio. Los vuelve más partícipes del proceso salud-enfermedad. Contribuye de ese modo a afianzar nuevos paradigmas y a terminar con una época de marcada asimetría entre profesionales de la salud y enfermos.

Hoy los y las pacientes reclaman por un mayor dominio de la información médica, por el derecho a acceder a sus datos de salud y por la puesta en marcha de nuevas tecnologías que contribuyan al manejo de su enfermedad, o que permitan la promoción de un estilo de vida saludable.

Los profesionales de la salud en este nuevo ámbito de ejercicio también están en condiciones de beneficiarse. Basta recordar solo a modo de ejemplo a la historia clínica electrónica, con su sistema centralizado e interoperable de información.

Existe sobrada evidencia que el empleo de este recurso mejora la calidad y permite una mejor coordinación de la atención sanitaria. Además, facilita la investigación clínica, la evaluación de intervenciones asistenciales y la planificación en salud pública.

Oportunidades para la salud y el bienestar digital

De la salud y bienestar digital podemos esperar cosas que rozan lo que se creía ciencia ficción. Seguramente en un futuro los profesionales sanitarios contarán en la práctica diaria con el apoyo de dispositivos conectados a la nube.

Podrán de ese modo monitorear alguna variable de interés de su paciente, en tiempo real. También es probable que puedan acceder a un uso más masivo de herramientas de big data, o de inteligencia artificial. Esto se traducirá en un abordaje más preciso y en la intensificación de estrategias terapéuticas personalizadas para cada paciente.

El presente, por el momento, viene asociado a la explosión registrada en el uso de la telefonía móvil. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), a fines de 2016 el número de suscripciones a estos dispositivos era casi igual al de personas que viven en la Tierra. En la actualidad, cerca del 95% de la población mundial reside en zonas cubiertas por redes móviles.

La OMS ha tomado nota de ello y se ha visto en la necesidad de aceptar una nueva categoría para aquellos recursos de salud y bienestar digital que implican el empleo de telefonía móvil. Se conoce como salud asistida por el móvil, o mSalud. Allí entran en juego aplicaciones de telefonía móvil que resultan de utilidad para la prevención, diagnóstico y tratamiento de diversas patologías.

A modo de ejemplo, la mSalud ha sido reconocida como una herramienta válida para el manejo de enfermedades crónicas no transmisibles. Hay estudios que así lo indican en pacientes con diabetes mellitus, o con enfermedades cardiovasculares.

Pero también gracias a sitios web, redes sociales y mensajes SMS, la mSalud se posiciona como un recurso vital para brindar información y conocimientos acerca de salud y bienestar a la población.

Progresivamente los sistemas de salud de diversos países se han volcado a estrategias de promoción de hábitos de vida saludables y cambios en el estilo de vida. Gran parte del éxito de estas iniciativas radican en el bajo costo y en la posibilidad de brindar un mensaje individualizado y sujeto a retroalimentación.

Perspectivas acerca de la salud digital

La transformación digital afecta a todos los sectores y aunque con cierto retraso la sanidad parece no quedar exenta. La salud y bienestar digital llega motorizada por la pandemia y con su efecto disruptivo en el modo en que se relacionan profesionales sanitarios, los pacientes y los sistemas de información.

Para lograr un mayor alcance, los expertos consideran que es vital promover la colaboración, mejorar la gobernanza, avanzar en la transferencia de conocimiento, e implementar un mayor número de estrategias digitales.

Gracias a la salud y bienestar digital, es posible tener personas involucradas más que nunca en el manejo de su propia enfermedad. Lo cual no es poco, entre tantas malas noticias que nos deja la COVID-19.

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