Las causas de la delincuencia juvenil se constituyen en un área donde muchos académicos han optado por llevar adelante sus investigaciones, buscando explicaciones, al igual que procurando brindar soluciones a los problemas correspondientes. En especial, las causas que conducen al comportamiento violento por parte de los jóvenes deberían ser estudiadas con el objetivo de intervenir en una etapa temprana.
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La violencia juvenil es un problema significativo, uno que, por afectar aspectos fundamentales de la convivencia, resulta de importancia para la sociedad. Los asuntos judiciales que se suscitan al respecto, a escala global, evidencian su vigencia y envergadura. Tratándose de un fenómeno complejo, se lo puede considerar desde distintas perspectivas; sin embargo, en el campo del Derecho, ha predominado un enfoque punitivo. De esta manera, se ha relegado el interés por desarrollar mecanismos que permitan la prevención e intervención en etapas tempranas de la vida, permitiendo un enfrentamiento distinto del problema. El castigo o sanción no sería, pues, el único aspecto a tener en cuenta para lidiar con estas realidades.
Para llevar a cabo una mirada integral, cabe prestar atención a dos puntos elementales. El primero es que varios eventos de la vida y el entorno inmediato, incluidos el hogar, la escuela y el vecindario, son esenciales para dar forma a la trayectoria de una persona, a medida que pasa de la niñez a la adolescencia y, luego, a la edad adulta.
Por otro lado, como segundo aspecto, se resalta que la identificación y examen de tales eventos de la vida son de marcada importancia para el entendimiento de conductas contrarias al ordenamiento jurídico. En resumen, el camino hacia la delincuencia de un niño depende, en importante medida, de los lazos con que cuente en la sociedad. La prevención de conductas delictivas, por tanto, no debería relegar estos contextos.
¿Qué es la delincuencia juvenil?
La delincuencia juvenil se refiere a la participación de menores de edad en la comisión de delitos. Pero no hay solamente un criterio de edad para considerar esta situación, puesto que, además, cabe tomar en cuenta el hecho de que determinados delitos son perpetrados por quienes tienen ese rango etáreo. Con todo, en síntesis, se puede aseverar que, cuando las acciones de un menor resultan peligrosas para la sociedad y para él, puede hablarse del fenómeno ya descrito.
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Historia del Sistema de Justicia Juvenil
Con la revisión de datos oficiales sobre índices de criminalidad, se puede advertir que las tasas de delincuencia juvenil se incrementaron de forma significativa, desde finales de los 80 y principios de los 90, hasta el Siglo XXI en todo el mundo.
Una explicación posible de lo anterior nos conduciría a pensar que las relaciones de apoyo social, mismas que aseguran una transición fluida de la niñez a la edad adulta, ya no son funcionales. Al respecto, puede tenerse presente una serie de aspectos adicionales.
Efectivamente, problemas como el desempleo, las instalaciones de vivienda inadecuadas, la ausencia de servicios sociales, la desintegración de las autoridades locales, insatisfactorios sistemas educativos y la presión de los compañeros, entre otros, son cuestiones que deben ser analizadas si se procura una comprensión cabal del asunto. Porque las personas, en su tránsito hacia y durante la juventud, se topan con estas circunstancias, pudiendo tener a la violencia como resultado.
Por otro lado, conviene destacar que, en el siglo XIX, los niños y adolescentes eran vistos como adultos ante la ley. Sus juicios se llevaban a cabo sin distinciones procesales, cumpliendo condenas en recintos penitenciarios.
Si bien, conforme a enfoques de la época, este trato igualitario podía considerarse justo, ya que, habiéndose cometido el mismo delito, se justificaba idéntica sanción, pensar en la prevención, y no concentrarse, de forma exclusiva, en el castigo, llevó la reflexión a otros campos. Así, merced a contribuciones en el campo de la criminología, entre otras ramas, las miradas al respecto experimentan cambios significativos. Atendiendo a esta lógica, paulatinamente, las normas jurídicas, tanto sustantivas como procesales, implementaron un régimen especial que posibilitaría tratar a la delincuencia juvenil de modo más efectivo, sea para fines de juzgamiento, rehabilitación o prevención.
En el siglo XIX, Thomas Eddy y John Griscom abogaban por el hecho de que los jóvenes menores de dieciocho años fueran tratados de manera diferente a la de los adultos. También instaron a la creación de un nuevo tipo de institución de reforma. Esto dio lugar a la Casa de Refugio de Nueva York. Se resalta que estas Casas de Refugio se construyeron en áreas urbanas y eran similares a grandes fortalezas. Albergaban jóvenes con rasgos de delincuencia, o incorregibles. Con todo, las Casas de Refugio se enfrentaron a los mismos desafíos de hacinamiento, abuso y mala gestión.
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Esas nuevas reformas ponían énfasis en la educación de los jóvenes delincuentes como vía para la reforma. A partir de esto, surgió la escuela reformatoria, conocida como Escuela de Capacitación e Industriales. Se trata de una de las medidas que se convirtieron en parte del sistema de justicia juvenil de los Estados Unidos, país en donde la materia en cuestión ha recibido grandes atenciones, vale decir, jurídicas, institucionales y académicas.
Factores de que deben ser considerados sobre la delincuencia juvenil
Como todo problema social, el de la delincuencia juvenil tiene un carácter complejo. Su explicación implica la consideración de distintos factores, los cuales, dependiendo del caso, pueden tener mayor o menor preponderancia.
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Los organismos que, por determinación de la legislación vigente, se ocupen de la delincuencia juvenil deben concebir medidas, proyectos y programas, dependiendo de sus competencias, que tengan en cuenta esa naturaleza multifactorial. Esto requiere necesariamente un enfoque multidisciplinar, aunque con preponderancia de las disciplinas jurídicas.
Causas de la Delincuencia Juvenil
Factores individuales
El comportamiento delictivo puede ser la consecuencia de diferentes causas. En ejercicio de su libertad, un individuo puede considerar distintas razones para obrar así, violentando lo dispuesto por las leyes. No obstante, cuando se piensa en menores que tienen una conducta delictiva, podemos atender, de forma especial, algunos aspectos.
El nivel de formación, por ejemplo, desde el punto de vista educativo, es un factor que merece nuestras atenciones. El todavía inconcluso proceso de adquisición de conocimientos que debe ser finalizado por todos, según las políticas educativas vigentes, puede ayudarnos a comprender una situación en particular. No existe, por supuesto, una conexión necesaria entre la falta o insuficiencia de educación y la comisión de delitos; sin embargo, puede resultar significativo, por lo cual justifica su ponderación.
Otros puntos que atañen a la esfera individual tienen relación con lo psicológico. Así, un comportamiento impulsivo, la agresión descontrolada, así como también la incapacidad para retrasar la gratificación, entre otros, vale decir, en resumen, factores de salud mental, forman también parte de esta dimensión del análisis al cual hacemos referencia.
Factores familiares
Siendo relevante en la formación de las personas, incluso de marcada importancia, por ser regularmente el ambiente que posibilita la adopción de valores que orientan el comportamiento, la familia es otro factor que debe ser atendido en nuestra mirada diversa del problema. Así, las disputas familiares en curso, la negligencia y el abuso o ausencia de supervisión adecuada de los progenitores pueden relacionarse con el hecho de incurrir en conductas ilícitas.
Factores de abuso de sustancias
Otro aspecto que no se puede relegar, pudiendo hasta considerarse, en varios casos, un factor de mayor preponderancia, es el consumo de sustancias controladas. En efecto, durante las últimas décadas, el fenómeno de la drogadicción cuenta con afectados, vale decir, consumidores, de edad cada vez menores. Además, el tipo de sustancia que se usa con fines de intoxicación puede ser ahora de mayor potencia, en cuanto a sus efectos adictivos, que antes.
En definitiva, el uso de estas sustancias ilegales o legales puede llevar a adolescentes a delinquir. Además, cuando un menor está bajo la influencia de drogas o incluso del alcohol, es más probable que participe en actividades destructivas, dañinas e ilegales.
Prevención de la Delincuencia Juvenil
Más allá de la sanción del comportamiento delictivo, que debe considerar necesariamente la rehabilitación o reinserción social, pues es el fin de la pena, según lo determinado por las leyes de varios países, es imprescindible tener en cuenta la prevención de esas conductas. Además, tratándose de menores, las políticas concebidas para el efecto tienen sus particularidades, no correspondiendo que se siga la misma lógica o entendimiento que cuando contemplamos el problema de la delincuencia de personas adultas.
Si bien la forma más efectiva de prevenir la delincuencia juvenil ha sido, sin duda, ayudar a niños y adolescentes, con sus respectivas familias, desde el principio, esto es, cuando ya se advierten elementos conductuales que tienen connotaciones delictivas, el modo de proceder al respecto no es sencillo ni tampoco exento de complicaciones. Se puede hablar de lo provechoso que resulta una intervención temprana; empero, programas del Estado que procuran llevarla a cabo pueden contar con falencias, mayores o menores, que repercuten negativamente en su ejecución.
Entre las medidas de prevención de la delincuencia juvenil que han sido tratadas de implementar, atendiendo a lo señalado por especialistas, juristas y criminólogos, pueden señalarse los siguientes programas, que, entre otras cosas, contribuirían al bienestar, desarrollo y crecimiento de los menores:
- Programas formativo-psicológicos. Implica la prevención de la delincuencia a través de consejería, psicoterapia y educación adecuada..
- Programas ambientales. Implica el empleo de técnicas con miras a cambiar el contexto socioeconómico que puede promover la delincuencia.
En síntesis, prevención de la delincuencia juvenil es la denominación que abarca todos los esfuerzos destinados a evitar que los menores, adolescentes y jóvenes, se involucren en actividades delictivas u otras actividades antisociales. Es una labor de interés social. Por esta razón, muchos gobiernos destinan recursos para llevar adelante programas que procuran cambios positivos al respecto. De este modo, se cuenta con servicios de prevención, que incluyen actividades tales como la educación sobre abuso de sustancias, tratamiento, asesoramiento familiar, tutoría para jóvenes, educación para padres, apoyo educativo y refugio para jóvenes.
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¿Qué hace un especialista en delincuencia juvenil?
Un especialista en justicia juvenil trabaja con jóvenes en el sistema legal, especialmente aquellos bajo custodia o en libertad condicional. Como especialista en justicia juvenil, sus deberes laborales pueden incluir velar por la protección de los derechos que tengan como titulares a los jóvenes, mientras su situación jurídica es dilucidada en el ámbito judicial. Al margen del patrocinio o defensa que se les pueda brindar, también puede contribuir a la formulación e implementación de planes, programas y proyectos de política criminal que traten el problema de la delincuencia juvenil.
¿Cómo convertirse en un especialista en delincuencia juvenil?
Las condiciones principales para convertirse en especialista en justicia juvenil dependen del Estado, aunque lo regular es que su pericia sea acreditada con un título de licenciatura o maestría en Derecho Penal, Criminología o Política Criminal, con enfoque en delincuencia juvenil. Tratándose, como ya se ha indicado, de un tema complejo, su carácter multidisciplinar no excluye que personas formadas en otras áreas, a nivel de la licenciatura, puedan llegar a ser también especialistas gracias a estudios de posgrado.
En términos individuales, la experiencia previa en ciencias del comportamiento, trabajo social, libertad condicional o negociación de custodia puede ayudar a destacarse de otros especialistas en justicia juvenil. Por supuesto, cumplir con las responsabilidades y deberes de este trabajo requiere familiaridad con las necesidades psicológicas de los niños, habilidades de comunicación y la capacidad de tratar con personas de diversos orígenes étnicos y culturales.
Como se habrá visto, la especialización en este campo resulta de vital importancia para una sociedad como la actual. En UVirtual animamos a todos los profesionales de las Ciencias Jurídicas o Derecho a conocer nuestra certificación profesional en análisis de la conducta del perfil criminal.