El uso de la ecografía en la anestesia regional está bien establecido; sin embargo, su uso en el manejo del dolor crónico es relativamente nuevo. Hay numerosos ensayos controlados aleatorios que involucran a pacientes, y la mayoría de la evidencia de apoyo consiste en informes de casos y estudios relacionados con los aspectos prácticos y el rendimiento de las técnicas.
Sin embargo, la aplicación de la ecografía en el manejo del dolor crónico es muy atractiva. La enseñanza y la práctica tradicionales de los procedimientos de dolor crónico se basan en gran medida en el uso de técnicas de referencia, fluoroscopia y, en ocasiones, tomografía computarizada (TC) o imágenes por resonancia magnética (IRM). Estas prácticas exponen a los pacientes y al personal a la radiación, presentan riesgo de alergia al contraste y requieren una variedad de recursos especializados y personal dedicado.
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Ventajas y limitaciones de la ecografía en el manejo del dolor crónico
La ecografía se puede realizar junto a la cama y evita la exposición a la radiación y al contraste. En la ecografía se puede ver una buena resolución de los músculos, nervios, vasos, tejidos conectivos y vísceras, y la visualización de la estructura objetivo y el movimiento de la aguja se puede ver en tiempo real, a diferencia de la exploración intermitente.
Teniendo esto en cuenta, el uso de la ecografía antes de realizar un procedimiento quirúrgico o intervencionista, permite una planificación adecuada y evitar estructuras importantes. La observación en tiempo real del depósito de anestésico local puede permitir el uso de dosis terapéuticas más pequeñas y limitar o prevenir los efectos secundarios y las complicaciones asociadas con una mayor propagación.
Por lo tanto, el uso de ultrasonido puede mejorar la especificidad y la precisión diagnóstica de los procedimientos que tienen criterios de valoración deficientes con la fluoroscopia convencional. Además, una reducción en la dosis y el volumen de anestésico local requerido puede producir un bloqueo más aislado y selectivo.
Las limitaciones de la ecografía incluyen factores técnicos, factores del paciente y factores del operador. Los factores técnicos incluyen el artefacto de sombra acústica producido por el hueso, una reducción en la resolución de la imagen al aumentar la profundidad y una visibilidad reducida de la aguja con un ángulo de inserción pronunciado. Los factores del paciente incluyen anatomía anormal, cambios degenerativos o hábito corporal, y los factores del operador incluyen habilidad técnica y experiencia. El sombreado por hueso y la resolución disminuida pueden dificultar la identificación de la diseminación del inyectado y la inyección intravascular, lo que limita la aplicabilidad de la ecografía en ciertos procedimientos, ya que el perfil de riesgo versus beneficio puede ser más favorable con las técnicas convencionales.
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Utilidad de la ecografía y ultrasonido en el tratamiento del dolor
La ecografía tiene múltiples ventajas sobre las modalidades de imágenes radiológicas tradicionales cuando se utiliza para técnicas quirúrgicas. Permite una mejor visualización de la anatomía al tiempo que evita la radiación ionizante y los riesgos asociados con el uso de contraste. Ha demostrado superioridad en la precisión de la administración y la eficacia del procedimiento sobre los procedimientos a ciegas cuando se utiliza en asociación con procedimientos intervencionistas para el tratamiento del dolor. Aunque limitado en su capacidad para ver a través de estructuras óseas, el ultrasonido tiene utilidad para visualizar tejidos blandos y estructuras vasculares en regiones anatómicas de interés, lo que da como resultado un mayor uso para estructuras relacionadas con las articulaciones, nervios periféricos, periaxiales y neuroaxiales posteriores. Aquí se presenta la evidencia actual para su uso en estos entornos.
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