Para garantizar los derechos humanos de las mujeres es necesario alcanzar una comprensión de las estructuras sociales y las relaciones de poder que determinan las formas en las que la economía, la dinámica social y la vida familiar y comunitaria han dado como resultado estos mecanismos dañinos que se perpetúan día con día en todos los estratos de la sociedad.
En toda Latinoamérica, millones son víctimas de violencia, exclusión y violación a los derechos de la mujer, en múltiples actos como privaciones a la libertad, la vivienda, el acceso a la propiedad y discriminación económica y social que se traducen en un retroceso social que ha permitido que prácticas sociales y culturales se normalicen en su contra.
Los derechos humanos representan un conjunto de prerrogativas que configuran la dignidad humana y establecen los principios para el desarrollo integral de cualquier persona. Estos derechos incluyen todos los aspectos fundamentales de la vida como salud, educación, bienestar económico, seguridad y participación política, entre otros, y aunque estos han sido declarados como universales, en la práctica millones de personas de grupos minoritarios y sectores vulnerables carecen de la protección que estos deberían de brindarles. |
Uno de los problemas más grandes que encaran las mujeres es el enfrentarse a los estereotipos que se han normalizado, estableciendo cómo deben comportarse, lucir y cuál debería ser su rol en la sociedad, dejando de lado sus propios deseos y necesidades. Estos patrones deben ser desarticulados, para reducir la violencia que se ejerce contra las mujeres, brindándoles la capacidad de desarrollarse con sus propios estándares y metas.
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Tipos de violencia contra las mujeres
La violencia de la que son víctimas las mujeres es el resultado más evidente de la discriminación de género que se ha extendido en diversas formas, la mayoría bastante comunes, que van desde daño físico y emocional, pero también en obstáculos que impiden su desarrollo intelectual y profesional, simplemente por el hecho de ser mujeres.
Según datos de la ONU, menos del 40% de las mujeres que experimentan violencia buscan algún tipo de ayuda. De estas mujeres, la mayoría acude a familiares y amistades y menos del 10 por ciento recurren a instituciones formales, como la policía o los servicios de salud.
Los tipos de violencia más recurrentes son:
Consiste en causar o intentar causar daño a una mujer a través del uso de cualquier tipo de fuerza física contra ella como golpes, quemaduras, mordeduras, empujones, pero también al negarle atención médica o al obligarla a consumir alcohol o drogas.
Consiste en obligar a una mujer a participar en un acto sexual sin su consentimiento. De acuerdo con datos de la ONU, a nivel mundial, el 35 por ciento de las mujeres ha experimentado alguna vez violencia física o sexual por parte de una pareja íntima, o violencia sexual cometida por una persona distinta de su pareja.
Consiste en lograr o buscar conseguir la dependencia financiera de otra persona, manteniendo para ello un control sobre sus finanzas personales, impidiéndole acceder a sus recursos y prohibiéndole trabajar o asistir a la escuela.
Consiste en causar miedo a través de la intimidación; en amenazar con causar daño físico a una mujer, su pareja o sus hijas o hijos, o con destruir sus propiedades. También se considera violencia psicológica a la práctica de someter a una mujer a maltrato psicológico o en forzarla a aislarse de amigos, familia, estudios o trabajo.
Este tipo de violencia es el que se usa para dañar la autoestima de una mujer a través de críticas, subestimar sus capacidades, lanzarle insultos o someterla a otros tipos de abuso verbal. |
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Cómo prevenir la violencia contra las mujeres
La violencia contra las mujeres es un fenómeno que ha sido difícil de controlar debido a la falta de compromiso político y jurídico que haga cumplir las leyes que fomenten la igualdad de género. Hasta ahora, muchos de los esfuerzos se han orientado en proporcionar respuestas y servicios a las sobrevivientes de violencia, pero no en erradicar el problema de raíz. Un verdadero esfuerzo de prevención de la violencia debería consistir en ocuparse de las causas estructurales y los factores de riesgo y de protección asociados con la violencia.
Para ello es necesario que todos los actores involucrados adquieran el verdadero compromiso de atender este problema como uno de los retos más importantes que enfrenta la sociedad actualmente. Diversas organizaciones se han encargado de difundir campañas de educación y de brindar soporte a todas las mujeres que lo necesitan. En ese sentido, ONU Mujeres ha desarrollado una agenda agenda política con 16 puntos que exhorta a los gobiernos a replantearse la forma en la que atacan el problema para que por fin pueda ponerse fin a la violencia contra las mujeres. Entre algunos de los puntos más importantes se encuentran la creación de planes nacionales y locales para poner fin a la violencia, el cumplimiento de las leyes que eviten la impunidad que favorece a los criminales que atacan a las mujeres, garantizar el acceso a los servicios esenciales y destinar recursos suficientes para la prevención, protección y provisión de servicios que las mujeres necesitan.
La violencia contra las mujeres requiere la suma de gobiernos, organizaciones, sociedad civil y de otros elementos que unidos puedan generar este cambio tan necesario que no permitirá alcanzar la igualdad de género hasta que los Derechos Humanos de las mujeres sean respetados para todas.
Recursos recomendados:
Un marco de apoyo a la prevención de la violencia contra la mujer, ONU Mujeres.
https://www.unwomen.org/es/digital-library/publications/2015/11/prevention-framework
16 medidas para poner fin a la violencia contra las mujeres, ONU Mujeres.
https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/end-violence-against-women/2011/16-steps-policy-agenda