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    Inteligencia emocional, social y personal

    by Uvirtual
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    Ante las exigencias del actual mercado laboral, la inteligencia emocional, social y personal es un factor determinante en la búsqueda de auténticos líderes en su organización. Más allá de la pericia en una área determinada, los nuevos jefes deben poseer destrezas relacionadas a lo social, a la comunicación y al trabajo en equipo.

    Un verdadero líder debe contar con la inteligencia emocional, social y personal suficiente como para transmitir un mensaje positivo a todos los empleados y crear un auténtico equipo, es decir, mantener viva la motivación e ilusión renovada a corto plazo.

    Hay que recordar que uno de los principales enemigos a los que debe vencer un trabajador, es la falta de motivación.

    ¿Qué es la inteligencia emocional, social y personal?

    El pedagogo, psicólogo y filósofo estadounidense, John Dewey, fue el primero en utilizar el término inteligencia social a principios del siglo pasado en su libro Moral Principles of Education. Ahí define el concepto como “el poder de observar y comprender situaciones sociales”.

    La inteligencia emocional es la capacidad de comprender, utilizar y controlar nuestras emociones. La inteligencia emocional a veces se abrevia como CE (o IE). Así como un CI alto puede predecir puntuaciones altas en los exámenes, un CE alto puede predecir el éxito en situaciones sociales y emocionales.

    La inteligencia social se define como la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros en forma empática y asertiva.

    Inteligencia emocional, social y personal: Diferencias

    La inteligencia social en el trabajo

    La inteligencia social en el trabajo se refiere a la habilidad de un colaborador para entender a los demás, y por consiguiente comunicarse y actuar con ellos de manera asertiva y empática. Para lograrlo, tiene que llegar a conocerse a sí mismo y gestionar de forma correcta sus emociones para resolver problemas, es decir, dominar su inteligencia emocional.

    En este punto es importante recalcar la diferencia entre los dos tipos de inteligencia: la emocional y la social. Ya que son consideradas complementarias, es necesario conocer los aspectos que cubre cada una.

    En el caso de la inteligencia emocional, como su nombre lo denota, tiene que ver más con la aplicación de las emociones para resolver problemas. Parte de la introspección y se enfoca en los procesos que lleva una persona por sí misma antes de entrar al momento de una interacción.

    Al entrar en contacto con otras personas es cuando la inteligencia social comienza a hacer su trabajo. A través del desarrollo de la expresión, el diálogo, la escucha, la conciliación y el aprendizaje, ayuda a que un colaborador logre adaptarse a las organizaciones.

    No solo permite la empatía y valoración de los distintos puntos de vista, sino que además ayuda a encontrar las pautas de interacción con los otros y con el medio que se ajuste mejor a cada situación.

    Bajo esta perspectiva, la inteligencia social en el trabajo no solo resulta fundamental para la relación con otros individuos, sino también para las interacciones que están ligadas a una serie de reglas tanto jerárquicas, como interpersonales impuestas por la organización.

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    La inteligencia social: Una habilidad laboral indispensable

    Conforme al estudio Future Skills, realizado por The Institute for the Future, la inteligencia social forma parte de las 10 habilidades más importantes que los trabajadores necesitarán desarrollar en la siguiente década para sobresalir en el campo laboral.

    En la medida de que un trabajador alcance grandes habilidades sociales, podrá obtener mejores resultados para desarrollar proyectos, así como para gestionar inteligentemente el conocimiento, la enseñanza y la disposición para consigo mismo y su entorno.

    Beneficios que una empresa puede obtener de la inteligencia social

    Según Luis Felipe Triana y Luis G. Forero, en su ensayo Inteligencia social: una aproximación desde la gestión de la organización, “estamos ante una herramienta útil para que los empresarios y futuros administradores puedan tomar conciencia de las causas, responsabilidades e implicaciones que se logran dirigiendo empresas socialmente inteligentes”.

    Cuando una organización logra desarrollar una alta inteligencia social, es capaz de facilitar la satisfacción de las necesidades sociales básicas de sus integrantes y a partir de ese punto, alcanzar beneficios en distintos puntos:

    • Talento humano: disminución en la rotación de personal, mejora del clima organizacional, mayor cooperación, sentido de pertenencia y orgullo por su empresa, sensibilidad, liderazgo por valores y compromiso.
    • Cliente externo: refuerzo de la imagen corporativa, fomento del pensamiento complejo, inclusión social, filantropía, concienciación propia y mejora de las relaciones con los stakeholder.
    • Finanzas: aumento de los beneficios económicos, potenciación del desarrollo sostenible y consolidación de los resultados a largo plazo.

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    Ejemplos de inteligencia social

    • La toma de responsabilidad y el conocimiento de la responsabilidad ajena: La inteligencia social contempla que, cada usuario, debe conocer qué papel juega él y el otro con el fin de permitir y permitirse, acompañar y dejarse acompañar.
      Todo ello garantiza que las relaciones sean equilibradas, no supongan un exceso de carga mantenida en el tiempo y faciliten el crecimiento personal de ambas partes.
    • El respeto por la propia necesidad y la necesidad del otro: para que la corresponsabilidad sea posible, previamente es necesario que la persona sea consciente de cuáles son sus necesidades, qué busca en el otro, qué espera obtener, al mismo tiempo que respete qué puede o no puede ofrecer la otra parte.

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    Bajo este panorama, la inteligencia social se convierte en un aspecto fundamental que las empresas deben buscar tanto en sus nuevos colaboradores como en los ya existentes. Se trata de habilidades que se pueden ir aprendiendo y perfeccionando, por lo que además de buscarlas, también deben de fomentarse y enseñar. Invertir en este aspecto traerá grandes ventajas para la organización.

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