En este test de violencia de género podrás evaluar tus conocimientos sobre las fases del ciclo de la violencia.
Uno de los efectos colaterales que ha traído la actual pandemia por COVID-19 es un notorio incremento global en el reporte de violencia de género.
Este fenómeno es un foco rojo en muchas naciones y para poder prevenirlo, es indispensable conocer sus orígenes y cómo es que el ciclo de la violencia se desarrolla en las relaciones.
El aislamiento social y el confinamiento, la priorización de recursos para la atención de la crisis sanitaria y una pérdida en la contención social, podrían explicar en parte lo observado.
Pero evidentemente no se trata de un fenómeno nuevo.
En 1993 la Organización de la Naciones Unidas (ONU) ya definía a la violencia de género como “cualquier acto o intención que origina daño o sufrimiento físico, sexual y/o psicológico a las mujeres, incluyendo las amenazas de dichos actos, y la coerción o privación arbitraria de libertad, ya sea en la vida pública o privada”.
Constituye un grave problema arraigado en distintas culturas, condiciones sociales, niveles de educación, religiones, poblaciones, etnias y edades.
Ha sido entendido como el resultado de la organización estructurada del poder en relaciones históricamente desiguales entre mujeres y varones.
Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de un 30% de las mujeres mayores de 15 años han sufrido violencia de género al menos una vez en la vida.
Atendiendo a la definición amplia de la ONU, la violencia hacia la mujer puede ser más evidente cuando adquiere connotaciones físicas.
Otras, como la violencia psicológica, sexual, económica o aquella contra la libertad de pensamiento, transitan por canales más solapados.
Lamentablemente las causas de la violencia de género son diversas y se ha tendido a naturalizarse y normalizarse en la convivencia social.
En la mayoría de los casos se manifiesta en el ámbito privado y suele mantenerse en confidencialidad. Generalmente se dosifica por medio de ciclos de intensidad creciente.
Lenore Walker, una conocida psicóloga norteamericana, documentó en 1979 las características de ese ciclo de violencia de género. Si bien con el correr del tiempo su trabajo ha tenido algunas observaciones, continúa vigente.
Realiza el siguiente test de violencia para conocer si dominas las etapas del ciclo de la violencia:
Walker deja en claro en su trabajo que cada ciclo tiende a retroalimentar al siguiente.
Los ataques son cada vez más frecuentes, intensos y peligrosos. Con el tiempo la fase de tensión y la de arrepentimiento suelen acortarse, para dar más preponderancia a una fase de explosión caracterizada por una mayor intensidad de violencia.
Aquí ya no es infrecuente observar en algunas oportunidades solo una explosión constante de violencia.
El test de violencia se basa en el Ciclo de la Violencia, el cual propone que la violencia en una relación se manifiesta en 3 fases:
Existen tres fases en que se produce y reproduce la violencia: acumulación de tensión, estallido de violencia y luna de miel.
La articulación de estos momentos da origen a lo que conocemos como círculo de la violencia.
Afortunadamente existen estrategias capaces de actuar en cada una de las fases descritas.
La lucha contra la violencia de género requiere de un abordaje integral que contemple el reconocimiento de los derechos humanos de las mujeres.
Implica la puesta en marcha de legislación y políticas acordes, que aseguren contención emocional, social y legal, pero también brinden terapia psicológica para mujeres y asistencia sanitaria ante eventuales lesiones sufridas por las víctimas.
Una mujer que sobrevive a un ciclo de violencia de género presenta en la mayoría de los casos autoinculpación, aislamiento e impotencia.
Se encuentra envuelta en una situación de indefensión aprendida y de persuasión coercitiva desencadenada por su agresor.
Además, en todas las comunidades operan otros condicionantes sociales y culturales que exceden a la situación particular y complejizan el problema.
Todo hace que aún hoy no sea sencillo para una mujer víctima de violencia de género romper las cadenas que la atan a ese ciclo.
Aquellas y aquellos que se dedican el estudio de estas problemáticas vinculadas a la cuestión de género confían en la educación en igualdad como motor de cambio.
Abogan por un aprendizaje comunitario que se inicie en el hogar ya en edades tempranas de la vida y prevenga el desarrollo de violencia contra las mujeres.
En las distintas instancias formativas de Máster en Prevención de la Violencia de Género los contenidos académicos, o la interacción con la comunidad educativa y el entorno, deben estar siempre regidos por el principio de igualdad.
Consideran vital evitar las asignaciones de roles sociales, o la construcción de estereotipos en torno al género.
Solo con la obtención de relaciones de respeto e igualdad se podrán disminuir estadísticas tan aberrantes como las de los femicidios.
Sin dudas la lucha contra la violencia de género es y será un tema prioritario a intensificar en estos tiempos de pandemia y postpandemia.