Hoy en día uno puede acudir a una librería y encontrar cientos de novelas de todas las épocas, idiomas y latitudes del planeta; la novela es sin dudas el género favorito de los lectores y no es para menos.
| La novela es considerada por muchos como el género máximo de la narrativa, y se le puede definir como una obra literaria de mediana o gran extensión. La novela es un formato que evolucionó a lo largo de los siglos, y aunque no tiene un origen exacto, desciende de relatos en verso de la Edad Antigua de culturas como la sumeria y la hindú. En Roma y en Grecia las narraciones de ficción cobraron auge y se extendieron por un extenso territorio convirtiéndose en una costumbre entre los narradores. |
Ya en la Edad Media, desde Occidente hasta Asia, la narrativa comenzó a tomar fuerza gracias a relatos como los Romances o algunas colecciones de cuentos, lo que, con el pasó del tiempo dio paso a narraciones más extensas y con esto la novela fue adquiriendo forma.
La introducción de la imprenta en el siglo XVI tuvo una importancia fundamental en el crecimiento de la novela, pues esta herramienta ayudó a acelerar la alfabetización, el esparcimiento de las obras literarias y la formación de más escritores.
La primera novela moderna es considerada Don Quijote de la Mancha de Cervantes, pues representó una transformación absoluta del modelo literario tradicional. Desde entonces, la novela no ha dejado de evolucionar: desde los múltiples tipos en que se puede desarrollar, la experimentación con otros géneros literarios y hasta sus métodos de su publicación, han hecho que millones de lectores en todo el mundo tengan opciones ilimitadas para elegir según sus gustos.
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Aunque la novela moderna permite cualquier tipo de experimentación, aún hay algunos elementos que, si bien no son absolutamente necesarios, pueden considerarse como características de una novela tradicional.
Desde la experimentación de Cortázar con Rayuela, la genialidad de James Joyce y su Ulises, el modernismo de Virginia Woolf, las novelas polifónicas de William Faulkner o el desafiante estilo de David Foster Wallace, la novela se actualizó aceleradamente el siglo pasado dejando atrás las fórmulas tradicionales, y aunque se ha mencionado en innumerables ocasiones que ya se ha dicho todo en la literatura, los desafíos de la novela hoy en día apuntan más a su forma que a su fondo.
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Pero si consideramos la velocidad en la que se mueve el mundo en la actualidad, el uso de la tecnología y las nuevas herramientas que están sirviendo a los creadores a redescubrir su manera describir, ahora la novela apunta a convivir con los nuevos medios digitales y a cruzarse de manera más evidente con otras disciplinas creativas, a experimentar con nuevas estructuras y argumentos, a alimentarse de las técnicas de escritura creativa de otros géneros y en general de artefactos de terrenos que nada tienen que ver con la literatura, pero que la pueden enriquecer y brindarle un carácter creativo, innovador pero, sobre todo, que sirva para que las nuevas generaciones de escritores desarrollen las obras que definirán esta época y que serán recordadas por siempre.