La pandemia por COVID-19 ha motorizado un área que venía en franco crecimiento. En este artículo te contamos acerca de la educación online para profesionales de la salud, su presente y perspectivas futuras. Mencionamos algunas herramientas utilizadas y también te comentamos por qué es una tendencia creciente la oferta de maestrías online en esta área de la salud.
Elegir una profesión en el ámbito de la salud demanda embarcarse en el velero de la educación continua. Aventurarse en el mar del conocimiento sanitario, en donde lo único constante parece ser el cambio. Obliga a ir de puerto en puerto para adquirir nuevos datos, desarrollar habilidades, sumar experiencias, también dejar atrás saberes caducos. Así parece haberlo entendido el personal sanitario.
Las ofertas de actividades de desarrollo profesional en el ámbito de la salud se han multiplicado en los últimos años. Los participantes han acompañado y sumado a estas iniciativas de manera exponencial.
Según datos globales, la educación médica crecerá un 17% anual en los próximos años. El área tendrá un incremento proyectado de 129 mil millones de dólares para el periodo 2020-2024.
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Los formatos educativos tradicionales - o presenciales- en el ámbito de la salud en su mayoría han quedado aislados por el coronavirus, encuarentenados a la espera que las condiciones generadas por el virus SARS-COV-2 mejoren. En varios países de América Latina, diversas carreras del ámbito de la salud se han visto obligadas a adoptar el camino de la educación virtual. Basta en reparar cómo los estudiantes de facultades de medicina han cambiado las gradas por ZOOM o Google Meet.
Numerosos docentes universitarios que transitaron esta situación coinciden que las materias preclínicas han podido dictarse, superando algunos inconvenientes y sin estar preparados para tan apresurada decisión. Para otros, luego de este pandémico y forzado "experimento natural" algo quizás ya no resulte extraño. Por qué no pensar en un ciclo preclínico íntegramente online para los futuros médicos y médicas. Con usuarios localizados en diversas partes del mundo, dotados incluso de la capacidad de dar con los mejores profesores o cursos gracias a un clic. Cambiando clases presenciales de una hora, por secuencias de videos cortos o podcasts de no más de 15 minutos.
Algunas herramientas tecnológicas de aprendizaje también seguramente se masificarán en el futuro cercano. Ocurrirá tanto en el grado, como en el postgrado. Se emplearán aún más los pizarrones interactivos, conectados a una computadora. Allí los docentes escriben, proyectan imágenes o videos y los transmiten en tiempo real a sitios distantes.
El perfeccionamiento de visualizaciones médicas con imágenes 3D permitirá aprender anatomía o diagnóstico por imágenes.
Mientras que gracias al empleo de microscopios virtuales se enseñará aún más acerca de células y tejidos humanos.
El uso de móviles o tabletas electrónicas con fines educativos también se incrementará. Permitirán estos dispositivos -gracias a la descarga de aplicaciones- entre otras cosas recibir tutoría para un determinado examen.
Lo virtual permitirá experiencias inmersivas y de realidad aumentada que incluirán hospitales, salas de internación o pacientes. Existen ya diseños que simulan escenarios clínicos reales, en donde los estudiantes asumen el rol profesional, realizan una historia clínica, proponen diagnósticos e indican tratamientos.
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Previo a la irrupción del virus SARS-COV-2 la educación médica online había adquirido algunos rasgos evolutivos. Estaba acostumbrada a tratar con profesionales de la salud distanciados y aislados geográficamente, pero conectados por medio de la comunicación virtual. Aportaba soluciones a cientos de ellos inmersos en jornadas laborales exigentes, y con poca flexibilidad en la agenda.
Se sustentaba en el aprendizaje colectivo, la colaboración en línea, la proactividad y la formación autodirigida. Lo online había prescindido de la presencialidad de los líderes educativos y logrado optimizar la interacción con ellos a distancia. Había generado entre los participantes un intercambio -tanto sincrónico como asincrónico- por medio de chats, foros, o correos electrónicos.
COVID-19 no ha hecho otra cosa que seleccionar esos rasgos citados de la educación virtual. También durante estos meses ha pulido herramientas educativas tecnológicas amigables con lo virtual. Pero no se tendría que reparar solo en este presente. Debería tenerse en cuenta que el futuro parece haber cambiado un poco también. Ya ni el más escéptico concibe al porvenir de la educación médica, como algo totalmente separado de lo tecnológico y lo online.
Referencias:
Margolis A.(2013).Tendencias en educación médica continua a distancia.Investigación en Educación Médica,2(5),50-54