Durante la última década ha habido muchos avances en el campo de la medicina, pero desafortunadamente todavía no existen "curas" para encarar los tipos del dolor. A pesar de ello, actualmente disponemos de diferentes tratamientos que pueden ofrecer un alivio parcial (y en algunos casos alivio completo), y ciertos tratamientos que sólo pueden ofrecerle los profesionales de la salud que poseen conocimientos específicos para el tratamiento del dolor crónico.
El dolor es una experiencia individual compleja que incluye aspectos sensoriales, emocionales y sociales. Es importante comprender que un mismo dolor no será experimentado de igual forma por distintas personas. Esto es porque los mensajes que el dolor envía al cerebro son interpretados de forma diferente por las distintas personas, y porque la experiencia individual en la vida diseña la forma en que se experimenta y expresa el dolor.
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El dolor crónico merece una atención especial como enfermedad con derechos propios. Es bastante lógico asumir el hecho de que si tratamos la enfermedad que fue el origen de las molestias, el dolor desaparecerá.
Normalmente la cirugía suele reparar las lesiones y como consecuencia, el dolor, pero ¿qué pasa si no lo hace? ¿Y qué pasa con los casos en los que nada puede hacerse para solucionar el problema que causó el dolor, o donde no puede encontrarse ningún problema o enfermedad como origen del dolor? En esta situación tan frecuente, tratar y eliminar el dolor son los objetivos principales, pero si no es posible solucionar estos aspectos, siempre quedan alternativas para mejorar la calidad de vida de la persona que sufre dolor.
Existe un gran número de enfermedades específicas que a menudo están asociadas con el dolor, por ejemplo: diabetes, problemas en los vasos sanguíneos, herpes y la mayoría de tipos de cáncer.
Cada vez es más evidente que dos enfermedades suceden al mismo tiempo: la enfermedad original y la enfermedad del propio dolor crónico. En muchas ocasiones el tratamiento puede hacer que la enfermedad original quede controlada, o que incluso desaparezca por completo, mientras que la enfermedad del dolor crónico sea cada vez mas persistente; otras veces, ambas enfermedades persisten durante meses o años. Es un error pensar que si la enfermedad original no puede ser curada, tampoco puede serlo el dolor.
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El tratamiento de la enfermedad del dolor crónico requiere la actuación de un especialista con experiencia en este campo, de la misma forma que es fundamental unos conocimientos específicos para el tratamiento de la enfermedad original.
En un máster en tratamiento del dolor crónico se debe adquirir una formación multidisciplinar sobre las distintas manifestaciones del dolor y su tratamiento que puedan aplicar en su práctica diaria. Para ello, expertos docentes deben proporcionar el material didáctico correspondiente a cada uno de los módulos, temas y casos clínicos que forman parte del curso.
Entre otros temas, para saber cómo tratar el dolor, debes adquirir dominio de:
Además, con la opción de los estudios de postgrado online para profesionales de la salud, las ofertas de actividades de desarrollo profesional se han multiplicado en los últimos años. Estos modelos educativos se sustentan en el aprendizaje colectivo, la colaboración en línea, la proactividad y la formación autodirigida.
A través del contacto que hemos mantenido con nuestros antiguos estudiantes podemos afirmar que el grado de inserción laboral de una maestría es muy alto y casi todos los estudiantes egresados han conseguido trabajar en el campo del dolor, algunos como máximos responsables.