"La historia no ha sido más que la historia de los hombres. La mujer ha sido siempre un apéndice del hombre." Esta contundente afirmación de la filósofa francesa Simone de Beauvoir resume la situación de las mujeres a lo largo de la historia. Sin embargo, la conciencia de esta desigualdad y la lucha por cambiarla dieron origen a uno de los movimientos sociales más importantes de la historia: el feminismo.
Aunque las raíces del feminismo se remontan a la antigüedad, con figuras como las filósofas griegas o las sufragistas inglesas, es en el siglo XVIII y XIX cuando el movimiento comienza a tomar forma de manera más organizada. La Revolución Francesa, con su lema de "libertad, igualdad, fraternidad", generó un ambiente propicio para cuestionar las desigualdades existentes, incluyendo las que sufrían las mujeres.
Olympe de Gouges, una figura clave de esta época, redactó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana en 1791, un documento que exigía la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. A pesar de su ejecución durante el Terror, sus ideas sentaron las bases para las futuras luchas feministas.
La primera ola del feminismo, que se extendió desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX, se centró principalmente en la lucha por el sufragio femenino, es decir, el derecho al voto. Figuras como Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony en Estados Unidos, y Emmeline Pankhurst en el Reino Unido, lideraron este movimiento.
Además del sufragio, las feministas de la primera ola también lucharon por otros derechos fundamentales, como la igualdad en el matrimonio, el acceso a la educación y a las profesiones, y la eliminación de las leyes que discriminaban a las mujeres.
Es importante destacar que, aunque el sufragio fue una conquista fundamental, la violencia de género siguió siendo un problema arraigado en las sociedades. La violencia doméstica, los abusos sexuales y los feminicidios eran fenómenos ampliamente extendidos, pero invisibilizados y normalizados. Las feministas de la primera ola comenzaron a visibilizar esta problemática, pero fue en las olas posteriores donde la lucha contra la violencia de género cobraría mayor fuerza.
Entender los orígenes de la violencia de género, sus causas y consecuencias dentro de una sociedad patriarcal, las legislaciones vigentes y conocer las posibles estrategias de acción en ámbitos públicos y privados resulta clave para cualquier profesional que quiera especializarse y profundizar con criterio en la temática.
El Máster en Prevención de la Violencia de Género de la Universidad de Salamanca aborda, justamente, estos temas e intenta concientizar y promover la conformación de una sociedad más equitativa y, por sobre todas las cosas, menos lesiva que la actual.
A pesar de los avances logrados gracias a la lucha de las feministas de la primera ola, la igualdad entre hombres y mujeres aún es una meta por alcanzar. Las desigualdades persisten en muchos ámbitos, como la brecha salarial, la representación política, la violencia de género y la división sexual del trabajo.
Según datos de ONU Mujeres, a nivel mundial, las mujeres siguen ganando menos que los hombres por el mismo trabajo. Además, ocupan menos del 25% de los escaños parlamentarios en todo el mundo.
La primera ola del feminismo sentó las bases para las luchas posteriores, pero el camino hacia la igualdad es largo y complejo. Las nuevas generaciones de feministas han retomado y ampliado las demandas de sus predecesoras, abordando temas como la interseccionalidad, la violencia obstétrica, los derechos reproductivos y la representación de las mujeres en los medios de comunicación.
"No puedo creer que, en este momento de la historia, el mundo todavía necesite feministas." Esta frase de Gloria Steinem, una de las líderes del feminismo de la segunda ola, nos recuerda que la lucha por la igualdad sigue siendo necesaria.
En conclusión, el movimiento feminista ha sido y sigue siendo fundamental para transformar las sociedades y garantizar los derechos de las mujeres. Comprender sus orígenes y las luchas de la primera ola nos permite valorar los avances logrados y reconocer los desafíos que aún persisten.